TRIGAL
Unos ojos, extrañamente inquietos, simulaban el sigilo
de un gato en medio de la oscuridad. Las personas en la estancia contigua, caminaban de
un lado a otro, urdían una extraña danza de seres humanos. Unas piernas
esbeltas, que lucían zapatos con puntas, sin duda, era lo que más producía
miedo en aquellos ojos, que atentos
observaban. Unas mallas negras, sinuosas
y coquetas pasaron junto al escondite de aquellos.